Intel, nuevo rumbo

En un comentario anterior, avanzábamos la inversión de uno de nuestros gestores, Third Point, en Intel Corp., la compañía norteamericana de Chips. Pues parece que la presión ejercida por los comentarios de Third Point sobre la situación de la compañía ha tenido efecto. Seguramente no tanto por la relevancia de la posición, que supone menos del 1% de la compañía, sino por la visibilidad mediática que generan el activismo de estos fondos. Al día siguiente de la carta enviada por Dan Loeb, fundador y gestor principal de Third Point, todos los medios especializados dieron cuenta de la misma, incluido, entre otros, el comentario en el influyente Opinion Lex del Financial Times (https://www.ft.com/content/800c65a5-d3fc-47cb-bcaf-2088cd68b0ec)

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La semana pasada se anunciaba un nuevo CEO, Pat Gensilger, con un claro mensaje a los inversores: Intel va a tomar decisiones estratégicas para volver a ser competitivo en la industria. Y de esta manera, tratar de sacudir el letargo en la valoración de la compañía, que se ha quedado rezagada frente a la fuerte revalorización de sus competidores más cercanos, como AMD y Nvidia. El perfil técnico y el carácter visionario del nuevo CEO pretende ser la palanca de cambio de la compañía. Analicemos brevemente su trayectoria. Pat Gensilger ha ejercido en los últimos años como máximo responsable de la compañía de software de Palo Alto VMWare, donde se le atribuyen buenas decisiones, en especial la colaboración con el gigante Amazon. Por otro lado, no es un ejecutivo advenedizo en el sector de los microchips. Su historia es la vuelta del hijo pródigo, ya que fue director de tecnología de Intel hasta 2009. Precisamente, se atribuye su marcha de la compañía al no acceder al puesto de máximo ejecutivo en ese momento. Por fin ha llegado su momento.

Lo que resulta apasionante es el valor que el mercado concede a los cambios en la posición de máximo directivo de una compañía. Desde el anuncio del nuevo CEO, Intel se ha revalorizado más de un 10%, lo que es una buena noticia para Third Point. En comparación con la caída del -4% de la compañía de salida del gestor, VMware. Es un movimiento de varios cientos de millones de dólares. ¿Está justificado? La realidad y buena parte de los estudios académicos vienen a confirmar que la visión y capacidad de ejecución de los principales directivos marcan el éxito, mayor o menor, de las organizaciones. Me parece que tiene sentido. Otra cosa es que, en ocasiones, la creación de valor de algunos directivos esté sobrevalorada. Y no sea tanto su talento, sino la suerte y las dinámicas, externas o internas, de una organización las que justifiquen muchas historias de éxito empresarial. El caso de Microsoft, sin embargo, muestra la indudable influencia de Satya Nadella como CEO de la compañía en la reconducción de una organización que se dirigía a la irrelevancia. Desde su llegada a Microsoft, ha generado un incremento de su capitalización en más de 1 billón de euros. El PIB de España. Y ha situado a Microsoft en la frontera de la innovación con su adopción pionera de la tecnología en la nube. Un botón de muestra de la capacidad transformadora que un equipo de gestión puede generar en empresas, especialmente las tecnológicas. Intel tiene un espejo donde mirarse.

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